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Nuestra Señora del Silencio

¡Hola! Si llegaste a esta página es porque has comprado una réplica de Nuestra Señora del Silencio, ¡gracias! Esperamos que al tenerla puedas acercarte más a Ella, tenerla como una amiga y madre, pero sobre todo, dejarte guiar a Jesús.
Te hemos preparado este contenido con mucho cariño para que con él puedas ser testigo de las grandes cosas que quiere hacer Dios con tu vida a través de María.
No dudes en compartirnos lo que ha sido este recorrido junto a Ella para ti. ¡Te estamos encomendando!
María, Reina de los Apóstoles, enséñanos a orar.
ÍNDICE:
ROSARIO DEL DIA RC:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Creador y Redentor mío, por ser Tú quien eres, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Quiero y propongo firmemente confesarme a su tiempo. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Y confío en tu bondad y misericordia infinita que me los perdonarás y me darás la gracia para no volverte a ofender. Amén.
Misterios de Gozo (lunes y sábados)
Intenciones
Ofreceremos este Rosario por las familias, los bebés no nacidos y sus madres, los migrantes, las vocaciones, la niñez, por toda la Iglesia, en especial por los miembros del Regnum Christi y por las intenciones de nuestro corazón.
Primer misterio: La encarnación del Hijo de Dios.
«Entonces María dijo: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a contemplar tu “Sí” a Dios, y nos alcances la gracia de poder reflexionar cuál es la voluntad de Él en nuestra vida para poderle decir como tú “hágase en mí según tu palabra”
Segundo misterio: La visitación de nuestra Señora a santa Isabel.
«Y María, entrando en casa de Zacarías, saludó a Isabel» (Lc 1, 40).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a contemplar tu generosidad y empatía al no pensar en ti y salir encuentro de los demás, ayúdanos al igual que tu ser generosos con nuestro tiempo, dinero y acciones.
Tercer misterio: El nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.
«Y María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre» (Lc 2, 7).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a contemplar el amor con que recibes a Jesús en tus brazos y enséñanos a amarlo como tu lo amas.
Cuarto misterio: La presentación del Señor en el templo.
«María y José llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor» (Lc 2, 22).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a contemplar a la Sagrada Familia y al igual que presentaste a Jesús en el Templo te pedimos que lo presentes el día de hoy en nuestros corazones.
Quinto misterio: El Niño perdido y hallado en el templo.
Lector: «Después de tres días lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores» (Lc 2, 46).
María te pedimos que en este misterio nos ayudes a experimentar tu sentimiento al no encontrar a Jesús, y ayúdanos a través de tu intercesión a nunca separarnos de Él.
Misterios de Dolor (martes y viernes)
Intenciones:
Ofreceremos este rosario por los enfermos, los cristianos perseguidos, los pobres, las almas del purgatorio, los que sufren y por todas las intenciones en nuestro corazón.
Primer misterio: La oración de Jesús en el huerto.
«Y sumido en agonía, insistía más en su oración» (Lc 22, 44).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a contemplar el fervor de Jesús en su oración, enséñanos a rezar como Él y que no se haga nuestra voluntad sino la Suya
Segundo misterio: La flagelación de nuestro Señor Jesucristo.
«Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó azotarle» (Jn 19, 1).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a contemplar el dolor de Jesús al ser flagelado por nuestros pecados, y ayúdanos a reparar y consolar su corazón.
Tercer misterio: La coronación de espinas.
«Los soldados trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza» (Jn 19, 2).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a contemplar el sentimiento de rechazo, humillación, burla y dolor de Jesús, y ayúdanos a no volver a lastimarlo con nuestras palabras.
Cuarto misterio: Jesús carga con la cruz.
«Y Jesús, cargando su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario» (Jn 19, 17).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a contemplar el amor misericordioso de Jesús al cargar la cruz con todos nuestros pecados y regálanos la gracia de perseverar con paciencia las cruces de la vida cotidiana.
Quinto misterio: Jesús es crucificado.
«Lo crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio» (Jn 19, 18).
María te pedimos que en este misterio nos ayudes a contemplar el acto más grande de amor que pueda existir en el mundo, y regálanos la gracia de amar a nuestros enemigos y convierte nuestros corazones.
Misterios de Luz (jueves)
Intenciones:
Ofreceremos este rosario por los matrimonios, lo que no conocen a Dios, los jóvenes, las vocaciones, en especial los sacerdotes y consagrados, por los misioneros, la iglesia y los miembros del Regnum Christi y por todas las intenciones en nuestro corazón.
Primer misterio: El Bautismo del Señor en el Jordán.
«Y vino una voz del cielo que decía: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto» (Mt 3, 17).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a contemplar la humildad de Jesús, que siendo Dios se dejó bautizar por Juan, para que también nosotros seamos humildes.
Segundo misterio: La autorrevelación de Jesucristo en las bodas de Caná
«En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él» (Jn 2,11).
María te pedimos nos ayudes a ver el gran valor de tu intercesión por nosotros ante Jesús como intercediste por los novios en las bodas de Caná.
Tercer misterio: El anuncio del Reino de Dios y la llamada a la conversión.
«Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1, 15).
María te pedimos que nos ayudes a contemplar a Jesús proclamando el Evangelio, para que así también nosotros lo hagamos de igual manera con nuestras palabras, pero sobretodo con nuestro ejemplo.
Cuarto misterio: La Transfiguración del Señor.
«Mientras oraba se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz» (Lc 9, 29; Mt 17, 2). María te pedimos en este misterio que nos ayudes a obedecer la voz del Padre que dice: “Este es mi Hijo, mi escogido”, para que podamos poner en práctica sus enseñanzas.
Quinto: misterio: La institución de la Eucaristía
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre » (Jn 6, 51). María te pedimos en este misterio que nos ayudes a buscar frecuentemente la Eucaristía, para que así nunca nos separemos de tu Hijo.
Misterios de Gloria (miércoles y domingos)
Primer misterio: La gloriosa resurrección del Señor.
«¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado» (Lc 24, 5-6).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a contemplar tu alegría y la de los apóstoles al ver a Jesús resucitado, aumenta nuestra fe y alcánzanos la gracia de luchar por la santidad.
Segundo misterio: La admirable ascensión del Señor a los cielos.
«Mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo» (Lc 24, 51).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a meditar en tus sentimientos al ver a tu Hijo partir a los cielos y alcánzanos la gracia de vivir anhelando el encuentro cara a cara con Él.
Tercer misterio: La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles.
«Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo» (Hch 2, 3-4).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a meditar el papel que tuvo el Espíritu Santo en tu vida y la de los apóstoles, y ayúdanos a través de tu intercesión a que el Espíritu Santo derrame sus dones sobre nosotros.
Cuarto misterio: La asunción de la Santísima Virgen a los cielos.
«¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1, 45).
María te pedimos que en este misterio nos enseñes a imitarte, a vivir en total entrega y fidelidad a la voluntad de Dios. Ayúdanos a combatir el pecado y participar como tú de la gloria eterna.
Quinto misterio: La coronación de nuestra Señora, Madre de la Iglesia.
«Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1).
María te pedimos en este misterio nos ayudes a contemplar la alegría de saber que tú recibiste la corona más bella, la corona de la vida eterna, sentada junto a tu Hijo. Ayúdanos a ser sencillos y humildes de corazón, y llévanos por el camino de la salvación.
En cada misterio se reza un padrenuestro, diez avemarías y un gloria. Terminado el quinto misterio se rezan un padrenuestro, tres avemarías y un gloria por las intenciones del Papa. Al finalizar estas oraciones se reza la salve.
Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia. vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra. Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Letanías lauretanas a la Santísima Virgen María
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial.
Ten piedad de nosotros.
Dios Hijo redentor del mundo.
Dios Espíritu Santo.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios.
Santa María.
Ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios.
Santa Virgen de las vírgenes.
Madre de Cristo.
Madre de la Iglesia.
Madre de la misericordia.
Madre de la divina gracia.
Madre de la esperanza.
Madre purísima.
Madre castísima.
Madre virginal.
Madre inmaculada.
Madre amable.
Madre admirable.
Madre del buen consejo.
Madre del Creador.
Madre del Salvador.
Virgen prudentísima.
Virgen digna de veneración.
Virgen digna de alabanza.
Virgen poderosa.
Virgen clemente.
Virgen fiel.
Espejo de justicia.
Trono de sabiduría.
Causa de nuestra alegría.
Vaso espiritual.
Vaso digno de honor.
Vaso insigne de devoción.
Rosa mística.
Torre de David.
Torre de marfil.
Casa de oro.
Arca de la alianza.
Puerta del cielo.
Estrella de la mañana.
Salud de los enfermos.
Consuelo de los migrantes.
Consuelo de los afligidos.
Auxilio de los cristianos.
Reina de los ángeles.
Reina de los patriarcas.
Reina de los profetas.
Reina de los apóstoles.
Reina de los mártires.
Reina de los confesores.
Reina de las vírgenes.
Reina de todos los santos.
Reina concebida sin pecado original.
Reina elevada al cielo.
Reina del santísimo rosario.
Reina de la familia.
Reina de la paz.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Ruega por nosotros, santa Madre de Dios, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oremos: Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados de la tristeza presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Te damos gracias Señor por todos los beneficios recibido, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo Rey nuestro… Venga tu Reino
María Reina de los apóstoles, enseñanos a orar
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
RECOMENDACIONES LIBROS MARIANOS:





ROSARIO GUÍADO:
MANUAL DE ORACIONES MARIANAS:
El Ángelus
V. El ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió del Espíritu Santo.
V. Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
V. Dios te salve, María...
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
V. Dios te salve, María...
V, Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de las promesas de
Cristo.
V. Oremos: Te pedimos, Señor, infundas tu gracia en nuestras mentes, para que los que hemos conocido por el mensaje del ángel el misterio de la encarnación de tu Hijo, seamos conducidos a la gloria de la resurrección, por los méritos de su cruz y pasión. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Tres veces)
Regina cæli
V. Alégrate, Reina del cielo, aleluya.
R. Porque Aquel a quien mereciste llevar en tu seno, aleluya.
V. Ha resucitado como lo predijo, aleluya.
R. Intercede por nosotros ante Dios, aleluya.
V. Gózate y alégrate, María virgen, aleluya.
R. Porque en verdad el Señor ha resucitado, aleluya.
V. Oremos: Oh Dios, que has llenado de alegría al mundo con la resurrección de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, concédenos por intercesión de su madre la Virgen María, el llegar a poseer la dicha de la vida inmortal. Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Tres veces)
Consagración a la Santísima Virgen
¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco todo a ti; y en prueba de mi filial afecto te consagro en esta noche mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Así sea.
Oración de Consagración a María del P. Michael Gaitley MIC
Yo, ______________, pecador arrepentido, renuevo y ratifico hoy en tus manos, oh Madre Inmaculada, las promesas de mi bautismo. Renuncio a Satanás y decido seguir a Jesucristo aún más de cerca que nunca.
María te doy mi corazón. Enciéndelo, por favor, con el amor por Jesús. Hazlo siempre atento a su ardiente sed de amor y de almas. Guarda mi corazón en tu Corazón Purísimo para que yo pueda amar a Jesús y a los miembros de su Cuerpo con tu mismo amor perfecto.
María, me entrego totalmente a ti: mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores e incluso el valor de todas mis buenas acciones. Haz de mí, por favor, de todo lo que soy y tengo, lo que más te agrade. Permíteme ser un instrumento digno en tus manos inmaculadas y misericordiosas para rendirle el mayor homenaje posible a Dios. Si me caigo, por favor dirígeme nuevamente a Jesús. Lávame en la sangre y el agua que brotan de su costado traspasado y ayúdame a no perder nunca la confianza en esta fuente de amor y misericordia.
Contigo, oh Madre Inmaculada tú que siempre haces la voluntad de Dios — me uno a la consagración perfecta de Jesús mientras se ofrece en el Espíritu al Padre por la vida del mundo. Amén.
Bajo tu protección
V. Bajo tu protección nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.
V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración diaria a Nuestra Señora, rezada por San Juan Pablo II:
Inmaculada Concepción, María mi Madre, vive en mí, actúa en mí; Habla en mí y a través de mí; Piensa tus pensamientos en mi mente; Ama a través de mi corazón; Dame tus disposiciones y sentimientos; Enseñame, dirígeme y guíame a Jesús; Corrige, ilumina y expande mis pensamientos y comportamientos; Posee mi alma; Asume toda mi personalidad, vida, y reemplázala con la tuya; Inclíname a la adoración constante; Reza en mí y a través de mí; Déjame vivir en ti y manténme en esta unión siempre. Amén.
Oración a Maria Desatanudos
Santa María, llena de la Presencia de Dios, durante los días de tu vida aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, el maligno nunca fue capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya, junto a tu Hijo, intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras vidas.
Y, al quedarte para siempre como Madre nuestra, pones en orden y haces más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, la que con corazón materno desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que recibas en tus manos (pide aquí tu petición), y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos hostigael que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal. Señora nuestra, desata los nudos que nos impiden nos unamos a Dios, para que, libres de toda confusión y error, lo hallemos en todas las cosas, tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle siempre en nuestros hermanos.
Oración del Regnum Christi a la Santísima Virgen
Madre mía, vengo ante ti en este nuevo día a bendecirte por las cosas grandes
que ha hecho en ti Dios todopoderoso, a agradecerte las gracias que me has alcanzado, a consagrarte todos mis pensamientos, palabras y obras y a pedirte tu bendición para mí y cada uno de los miembros del Regnum Christi. Intercede ante Dios por nosotros que, esparcidos por el mundo, nos esforzamos por vivir la fe, la esperanza y la caridad de las que tú nos das tan admirable y alto ejemplo. Concédeme imitar la vida de oración, de obediencia, de humildad, de fidelidad, de sacrificio y de sencillez que compartiste con tu Hijo, nuestro hermano y Señor. Ayúdame a formar un corazón manso y humilde como el de tu Hijo Jesucristo, y alcánzame la gracia de recibirle en el sacramento de su amor con el fervor con que tú lo hacías en los años de tu soledad. Dile a Jesús, oh Madre, cuánto le quiero amar, cuáles son mis deseos de santificación y de apostolado. Dile con qué fervor y constancia quiero servirle en el Regnum Christi que ha de ser un instrumento fiel para la extensión de su Reino entre los Hombres. Amén
