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La gracia precede al talento

Tenemos que dejar de poner nuestra confianza en nosotros mismos y ponerla más en Dios.

Esta persona se lanzó por este acantilado, ¿tenía miedo? No lo sé, pero al menos creo que sintió vértigo, eso que nuestro cuerpo hace para protegernos de situaciones de peligro. Pero independientemente de cuánto miedo tuvo, se lanzó. Porque era más su confianza en la cuerda que lo sostenía, que el miedo de un accidente.


Para poder vencer cualquier miedo, necesitas tener algo en qué confiar que sea más grande que ese miedo. En el caso de esta persona que se lanzó del Bungee, su confianza fue en la cuerda, o talvez en su amigo que le dijo que no pasaría nada,

o que han pasado cientos de personas que lo han hecho y a nadie le ha pasado nada. No sé si alguna vez has hecho esto, yo una vez y es una experiencia bastante divertida pero que al principio da miedo (al menos la primera vez).


Esta breve historia te la comparto para introducir a una reflexión que he tenido por un tiempo en el que me sentí muy angustiado, agobiado por la carga de la vida. ¿Alguna vez te has sentido así? ¿Angustiado por sobrepasar un reto o por algún proyecto que quieres emprender y no sabes cómo lo lograrás, ni si quiera por dónde empezar? Yo por un tiempo me sentí así, y le llevé esta angustia a Dios, a preguntarle qué era lo que Él me quería transmitir con este sentimiento, con tantas ideas y proyectos inconclusos. En muchas ocasiones sentía que la vida me sobrepasaba, que no era capaz de soportar la carga, la responsabilidad y el compromiso.

Descripción gráfica de cómo me sentía


Aunque como siempre, intentaba cargar esa cruz con alegría, con entusiasmo porque siempre había esperanza, sabía que Dios me permitía vivir esto por alguna razón. Les comparto un poco de mi reflexión y lo que escuché que Dios me dijo para poder impulsar mi brinco hacia el acantilado.


Me sentía tan angustiado, porque sabía que con mis capacidades limitadas, no podría lograr lo que me sentía llamado a hacer. Pero fue Dios muy claro al decir que los talentos no van antes que la gracia, si no es al revés. Primero Dios da la gracia y de ella se desprenden los talentos. Dice San Pablo:

“Cuando soy más débil, soy más fuerte” (Cor 12, 10).

La debilidad de la que habla San Pablo es la debilidad humana; cuando mi confianza está menos en mí, es cuando más fuerte soy. Entre más débil humanamente sea, más fuerte espiritualmente seré, más estará Dios en mí. Más de Ti, menos de mí... (te dejo de tarea escuchar la canción Más de Tí, menos de Mi de Majo Solis).

Y no es un actuar humano ignorante o ingenuo, hay que meterle razón, pero sólo la necesaria, sabiendo que la gracia va por encima. Uno de los errores más grandes de la actualidad es que hemos puesto en un trono a la razón, a nuestra capacidad de conocer y de entender; cuando es evidente que somos demasiado imperfectos.



Y nuestra sociedad, absorbida por los medios de comunicación y el consumismo, nos empuja cada día más a pensar que así es la vida. Tenemos que dejar de poner nuestra confianza en nosotros mismos y ponerla más en Dios.


El miedo y la inseguridad son reflejo de mucha confianza en uno mismo, pues el ser humano es imperfecto y miserable a lado de Dios. Cuando tienes miedo es porque no tienes los ojos puestos en el Señor.

“Miren las aves que vuelan por el cielo: no siembran, ni cosechan, ni guardan en almacenes y, sin embargo, su Padre celestial las alimenta. ¡Pues ustedes valen mucho más que esas aves!” (Mt 6, 26).

Dios está con nosotros siempre, aseguremos que no estamos confiando demasiado en nuestras habilidades y talentos. Aunque Dios nos los dio, es la gracia la que los pone en marcha. Nuestros talentos, sin Dios, son infértiles.

Como la semilla que cae en terreno pedregoso (cf. Mc 4, 4). Cualquier proyecto que tengas no es tuyo, es del Señor, entonces deja que Él siga obrando a través de ti como Él quiera. Recuerda, cuando tienes miedo o estás angustiado, es porque estás poniendo la confianza en ti y no en Dios. ¿Vives con miedo o vives libre, sabiendo que tienes un Dios que te cuida?


Te pongo un ejemplo para entenderlo mejor. Roby y Dan (para quienes no las conocen, son las de la foto y son super buena onda) se lanzaron a abrir la cuenta de Instagram hace poco más de un año con contenido diario sin ser diseñadoras y sin el tiempo para poder mantenerlo, pero Dios les dio la gracia y el talento necesario para lograrlo. Imagina que Dios te invita a hacer algo totalmente nuevo y desconocido, lo primero que haces es decir que no. Pero Roby y Dan dijeron lo contrario, ellas dijeron que sí y en el camino fueron intentando descifrar cómo cumplir este llamado. Hoy tenemos una cuenta con más de 34,000 seguidores y presencia en otras plataformas de redes sociales. Dios se sirvió de su generosidad y de su confianza en Él, para lograr esta gran obra de evangelización. Eso es lo que pasa cuando nos abandonamos y decimos como San Agustín:

“Dame lo que me pides y pídeme lo que quieras”.

No tengamos miedo de hacer algo que hoy no sabemos hacer, Dios siempre bendice a quien le es fiel.


Podremos hacer muchas obras a través de nuestros talentos, pero serán verdaderamente fructíferas y serán mucho más fáciles, cuando sólo nos abandonamos a Su gracia. Te invito a confiar, recordar que “nada es imposible para Dios” (Lc 1, 37), pero para el hombre sí, de hecho, casi todo. “Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada, pero porque Tú lo pides, echaré las redes” (Lc 5, 5). Echemos las redes en Su nombre y Dios proveerá la gracia para hacer la pesca que Él quiere.


¡Aviéntate del acantilado, porque tu fe es más grande que tu miedo! ¿Listo?



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